lunes, 29 de agosto de 2011

El arte de la brocha, gorda

Ayer les había comentado que nos dedicaríamos al arte de la brocha gorda desde el medio día hasta entrada la noche estuvimos dándole un aspecto nuevo a nuestro apartamento, luego de casi un año de estar en este sitio, después del paso de Fiona (una mascota que nos hizo muy felices, pero que no merecía un apartamento tan pequeño para su tamaño, y no, no la botamos a la calle, la dimos en "adopción" para que fuera entrenada y compartiera en un sitio al aire libre y con más perritos) después de unos cuantos arañazos en la pared a causa de su afición a cazar zancudos y a sus huellas perrunas en el sitio por donde solía "ventanear", el cambio se hacía necesario.

La labor de empapelar, así uno diga que es lo más fácil, puede llegar a ser lo más demorado si no quiere limpiar por una hora luego de pintar, entonces eso fue lo primero, que nos tomó cerca de 2 horas, y no es que sea un apartamento grandísimo, solamente se pintaron dos paredes de la sala, una del pasillo y otra de la habitación.

Ahí comenzábamos la maratónica jornada que había comenzado desde el día anterior comprando todos los elementos, incluida pintura, para realizar la labor encomendada. Como lo vuelvo a decir, el ahorro en mano de obra fue significativo y la satisfacción fue bastante, ya van a ver al final.

Aquí estamos en la primera etapa del camino, una pared en blanco, es como un lienzo para el artista que piensa que va a plasmar allí, surgen muchas ideas, pero a nosotras ya le habíamos invertido un tiempo para decidir qué color íbamos a utilizar, entonces no hubo espacio para diseño de murales ni nada por el estilo (aunque pienso que se debería haber visto bonito, un mural al estilo de Diego Rivera, pero más "caserito").

Seguíamos entonces, ya luego de un rato, después de empapelar y de hacer los cálculos de las proporciones para la mezcla de pintura iniciamos la labor de pintoras de "brocha, gorda" muy al estilo del maestro Botero o Grau rodillo y brocha en mano dimos el tono que más nos pareció, es como un amarillo pollito, pero no tan chillón como para no querer pasar por la sala o entrar a la habitación en medio de un guayabo, no, éste estaba más bien suave, ahí yo ya había hecho mi parte y no aparezco en la foto precisamente porque estoy tomándola, pero la silla giratoria (no de "rodachines" porque esa palabra no se encuentra en el Diccionario de la Lengua Española y usar silla de ruedas no aplica porque tienen diferentes mecanismos) que utilicé muchísimo, porque pintar en muletas puede ser un tanto incomodo, está en representación mía.

Al ritmo de canciones de la española Rosana, de la fallecida Soraya, Aterciopelados, Soda Estéreo, Miranda!, Mago de Oz transcurrió toda la tarde y la noche, fue agradable compartir esta actividad con mi compañera de apartamento @lilithium; en su cara, a pesar del cansancio se veía (y todavía) la ilusión y la alegría del hecho de cambiarle la cara al apartamento y más sabiendo que llegaban los muebles y el comedor que hace rato estábamos a la espera, entonces esa cara, esa emoción a mi también me ha hecho muy feliz.

No podía dejar de mostrarles el pedacito con el que contribuí, como ya les dije, es un tanto incómodo pintar con muletas, pero bueno ahí se hizo lo posible por que mi compañera no hiciera todo el esfuerzo, aunque al fin si, pintó más que yo (eso si, por favor hagan caso omiso a la colección de imanes y papeles pegados a la puerta, por mi falta de memoria es el único sitio que me sirve como recordatorio de cosas importantes, entre ellas las facturas).



Ya al final de la jornada, cansadas, con pintura en las manos, en la cara, en el cuello, en las piernas y en los brazos culminamos, creo que ni hambre nos dio, pero bueno hoy ya pudimos ver el resultado del esfuerzo, la mayoría de cosas están en sus sitio.


Como siempre, gracias por leer.


No hay comentarios:

Publicar un comentario